La Educación Infantil trata de desarrollar aquellos aspectos del niño que están vinculados a su proceso evolutivo, es decir, dotarlo de instrumentos y de capacidades básicas que en este periodo de tiempo se inician, adquieren o se desarrollan. Son las estructuras básicas del pensar, de los afectos, de la motricidad, de la comunicación, de la relación interpersonal, de la creatividad, sentando así las bases para la formación de personas competentes.

Las distintas formas de expresión matemática son una herramienta para interpretar y facilitar la intervención en muchas situaciones y actividades de la vida cotidiana. 

Es conveniente el establecimiento por consenso de códigos simbólicos, así como favorecer la abstracción y la sistematización.
La percepción sensorial y la manipulación de objetos van a ayudar al niño y niña a captar sus cualidades y propiedades, a descubrir semejanzas y diferencias.

Las situaciones de enseñanza-aprendizaje deben plantearse a partir de experiencias concretas, donde los niños y niñas encuentren sentido a comparar, agrupar, ordenar, seleccionar, colocar, repartir, quitar o añadir.
En sus juegos aparecen necesariamente números, incluso sin conocer su significado, expresando cantidades y medidas. También permiten avanzar en lo que respecta a la orientación espacial: situación de sí mismos en el espacio y situación de los objetos en relación con el propio cuerpo, de un objeto con otro, de uno mismo con los objetos.

En consecuencia, se hace altamente necesaria la planificación de la cualificación profesional del personal que debe ocuparse de la formación de los niños y niñas de edades comprendidas entre los cero a seis años.